lunes, 24 de septiembre de 2007

Reforma electoral

Muchas son las opiniones y muchas las percepciones que se dirimen en los medios, televisivos sobre todo, respecto de las decisiones tomadas por el Congreso mexicano al respecto. Lo cierto es que, en todas las campañas electorales, los únicos ganones al final eran los empresarios concesionarios de los medios de comunicación. Carretadas de dinero les ingresaba en cada una de las campañas electorales y el dispendio era -y sigue siendo- francamente ofensivo para la dignidad de los mexicanos, dadas las imperiosas necesidades que satisfacer en otros órdenes públicos del país.
Ahora, merced a la reforma de marras -para muchos incompleta- los propietarios dejarán de ser el poder mediátio que fueron en el pasado, o lo segurán siendo, pero de otro modo.
Los medios, comercializados y corrompidos con los dineros públicos asignados a los partidos por el IFE, estropearon en mucho el verdadero carácter de la democracia mexicana, incipiente e inmadura. El sentido de la propuesta, de la ideología y del programa de gobierno ofrecido a la sociedad por los candidatos y sus partidos, dejó de tener sentido ante la mediática imposición de un falso sentido de la mercadotecnia y de la propia política.
La propuesta política dejó de serlo y las políticas públicas ofrecidas (no "ofertadas", por favor) se perdieron en el marasmo de los spots, la gente (el pueblo votante) dejó también de valorar el verdadero sentido del juego político, y la democracia real había llegado a su fin ante las falacias y las descalificaciones mutuas y torpes de candidatos vacíos de imaginación y ausentes de contenido político y social.
Por su parte, la mercadotecnia electoral se había hecho light al deteriorarse su sentido y abaratarse su contenido y potencialmente su valiosa contribución al quehacer político. "Hacer y emitir spots" no es hacer mercadotecnia y menos es hacer política.
La mercadotecnia es mucho más que "anunciar" y mucho más que "hacer publicidad o propaganda". La política, por su parte, también es mucho más que campañas electoreras.

Con la reforma electoral -amén del descabezamiento del IFE negociado por el PRD- se logran pasos sustanciosos en bien de la comunicación real y efectiva de la política. Los políticos, por fin, volverán a hacer política y probarán sus capacidades y talentos para ofrecer soluciones y propuestas que la sociedad demanda; retornarán a la lona de las arenas sociales, se darán baños de pueblo, visitarán a los electores en sus casas y colonias en búsqueda de su voto y apoyo, los verán cara a cara, llegarán a la gente si efectivamente quieren ganar. Probarán, en suma, el polvo y conocerán en vivo las carencias y urgentes necesidades sociales.
La realidad se hará realidad de a deveras, y no la que veían los juniors de la política en las pantallas de sus Laptops y en los resúmenes ejecutivos que sus agencias de mercadotecnia les elaboraban.
A ver qué sucede en los hechos, esperemos que haya menos dispendio, más política y más propuestas, y los medios... a informar y no a deformar vendendiéndose al mejor postor.
Ojalá que los empleados de los empresarios (los López Dóriga, los de la Torre de TV Azteca, los Férriz de Con y los Sarmiento y tantos más) recapaciten y dejen de decir sandeces como las que emitieron hasta la saciedad argumentando que la libertad de expresión se acabó en México.
Lo que se les acabó fue el negocito que los mexicanos hubimos de fiananciar largos años...

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