domingo, 30 de septiembre de 2007

¿POR QUÉ PRIVATIZAR?

Por Cuauhtémoc D. Molina García

Durante el gobierno de Salinas de Gortari -en el caso mexicano- la privatización se llamó "modernización"; otros gobiernos la bautizaron como "desincorporación". Los nombres han cambiado en un intento de engañar, o cuando menos de no decirle a la sociedad (los electores) las cosas por su nombre.
El Estado mexicano propietario tuvo fines sociales y de reindivincación justiciera, sobre todo luego de la Revolución de 1910; ciertamente, los regímenes de corrupción y exceso llevaron al Estado nacional revolucionario a la hecatombe y, con el advenimiento de las recetas del Consenso Washington, las cosas se llevaron al exceso.
Es verdad que las finanzas públicas del Estado se encontraban en desproporción y en déficit de proporciones tan pesadas que la economía no podría soportar más el peso de los desbalances. Pero también es verdad que tal estado de cosas no podría seguir, y había urgentemente que sanear la economía y las finanzas públicas. Las formas de saneamiento eran evidentes: reducir el gasto público y tratar de mejorar los ingresos, aún sin reforma fiscal de fondo.
Los ingresos petroleros, y la inversión extranjera, ayudaron al proceso. Pero las medidas "de tajo" fueron por el lado de los egresos, y éstos eran generados por una buena cantidad de empresas públicas deficitarias y manejadas con criterios políticos y cuyos dirigentes fueron ineptos en tales menesteres.

¿Por qué privatizar?, o más bien, ¿para qué privatizar?
Hoy en día las tentaciones privatizadoras son fuertes. Para algunos -me incluyo- se trata de un despojo al pueblo de México (PEMEX, sobre todo); para otros se trata de una medida indispensable porque es la única que puede colocar a esta empresa en condiciones de capacidad financiera y de competitividad frente al mundo moderno y frente a la previsible agotación de los recursos naturales y la aparición de fuentes energéticas emergentes.
No puede el sistema económico nacional cotinuar financiándose con recursos provenientes de la venta del crudo, sobre todo si estos son para el gasto corriente.
Así las cosas, tenemos que la privatización de los bienes y activos públicos, en términos puros, buscaría objetivos tales como los siguientes:

1) Que las decisiones de dirección y de gestión de las empresas privatizadas resulten completamente despolitizadas.
2) Conseguir una mayor eficiencia en el rendimiento de las empresas privatizadas.
3) Alcanzar un mayor grado de competitividad en las empresas liberalizando el mercado, para precisamente así obtener una mayor eficacia.
4) Procurar que los bienes y servicios proporcionados por las empresas privatizadas expresen los costos reales y no los subvencionados.
5) Que las inversiones realizadas reflejen el verdadero costo del capital utilizado.
6) Incrementar los fondos de la Hacienda Pública, o del Tesoro, mediante la venta de los activos públicos.
7) Evitar el despilfarro que supone el mantenimiento de subvenciones continuas a empresas con pérdidas permanentes, y cortar así el déficit del presupuesto.
8) Ampliar el mercado de capitales permitiendo el acceso al mismo de nuevos inversores.

¿Qué pasará con PEMEX?, ¿cuáles serán las modalidades de privatización que se discuten en los entretelones del poder?

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